jueves, 31 de enero de 2019

CAPITULO 44




Me despierto con una voz ronca. 


—Paula, nos vamos.


Me muevo. 


—¿Qué hora es?


—Cinco. Tenemos que ponernos en marcha. —Me acaricia la cabeza y asiente a una taza de café recién hecho—. En caso de que lo necesites. ¿Has tenido una buena noche de sueño? ¿O deberíamos llamarlo una siesta, fue tan breve?


Sonrío y asiento, y no espero que él bese mi boca porque tenemos prisa. Pero lo hace, sus ojos patentados mientras retrocede tranquilamente y golpea el lado de mi trasero. 


—Está bien, levántate y brilla, hermosa.


Me vuelvo a caer en la cama, apretando mis ojos cerrados, y mato una sonrisa antes de que me empuje fuera de la cama.



No hay comentarios:

Publicar un comentario