viernes, 15 de febrero de 2019
CAPITULO 72
Hay emoción en el aire de la sala de prensa de la Casa Blanca mientras Pedro se dirige a los reporteros. Varias decenas de flashes son disparados mientras está de pie en el podio.
—Me doy cuenta de que es poco ortodoxo. Por lo general, el presidente de los Estados Unidos está casado, yo no, o tiene un familiar cercano que actúa como primera dama; en mi caso, tampoco ese será. Le he pedido a una mujer a la que he llegado a respetar profundamente y admiro por muchas razones, entre ellas, su pasión por este país que es igual a la mía, y un corazón tan grande como la sonrisa que ahora lleva puesta.Damas y caballeros, les presento a la mujer que actuará como Primera Dama de los
Estados Unidos de América, Paula Chaves.
Respira, respira, respira.
Pedro me hace un gesto hacia el podio.
Las cámaras siguen disparando. Me maravilla que pueda caminar, con la mirada directa de Pedro sobre mí, con los ojos de toda la sala sobre mí. Me maravilla cómo puedo actuar tan compuesta. Cómo puedo abrir la boca y decir lo que ensayé con Lola, la secretaria de prensa, hace apenas una hora.
—Gracias, Señor Presidente. —Inhalo su aroma mientras pasa por mi lado, y me aferro a él con fuerza. Hago contacto visual con el mayor número de periodistas sentados como me es posible a pesar de que me pone doblemente nerviosa—. Estoy honrada de estar aquí. No me avergüenzo de admitir que cuando Pedro, el presidente, me pidió que asumiera esta tarea, no pensé que podría decirle que sí. Resulta que no es fácil rechazar al presidente, especialmente a éste...
Lo miro, y cuando me levanta una ceja, hay risas y mis nervios empiezan a aliviarse.
—Y aunque todavía me siento completamente indigna de estar aquí, haré todo lo posible y más que eso para representar a nuestro país lo mejor que pueda y hacer justicia a la presidencia del Presidente Alfonso. Gracias.
Aplausos.
—¡Señorita Chaves…!
—Señorita Chaves, podría darnos algunos detalles sobre el tipo de relación que tienen usted y el presidente…
Lola toma mi lugar detrás del podio y murmura.
—No hay preguntas en este momento, gracias.
Y con eso, acaba la rueda de prensa y sigo a Pedro fuera de la habitación.
—¡Eso ha ido bien, señorita Chaves! Ahora si revisamos el horario… ¡Oh! Señor Presidente.
Mi jefe de personal da un paso atrás cuando se da cuenta de que Pedro sigue ahí, y caminamos juntos por el pasillo, con la mirada fija en su jefe de personal, que parece estar esperándole al final.
—Te viste genial ahí fuera. —Sus ojos se deslizan sobre los míos.
El impacto de sentir sus ojos sobre mí no parece disminuir.
—Probablemente porque estuve a tu lado.
—Confía en mí, no tenía nada que ver con ello. —Sus ojos empiezan a brillar.
—Me esperaba unos pocos abucheos, la verdad. Pero ellos te aman tanto que cualquier cosa que hagas, estarán de acuerdo con ello.
—No, no lo harían. —Sus ojos vagan por mi rostro—. Pero quien dijera que los estadounidenses no tienen un gusto exquisito estaba muy, muy equivocado. —Levanta sus dos cejas de manera significativa, e incluso esa sonrisa enloquecedora que pone, sólo un poco arrogante, es atractiva más allá de lo que se pueda creer.
Hay tanta intimidad en su mirada, que me transportan a nuestras noches juntos
—sus besos, sus palabras.
Quiero que me toque. Quiero tocarlo. Sin embargo, algo tan simple como un toque causaría un alboroto y un escándalo, y eso no es lo que queremos que sean sus primeros meses en la Casa Blanca.
Me deja con una sonrisa y se va, su jefe de personal ya está poniendo unas mil cosas en su agenda, y yo como que tengo dificultad para alejar mis ojos de su espalda retirándose —y lo bien que se ve en ese traje— y llevarlos hacia la mujer ante mí.
—Así que si quieres revisar tus deberes como Primera Dama —dice mientras me lleva a mi ala—, depende de ti lo mucho que desees participar, pero si quisieras ser muy activa, siempre hay menús para revisar, eventos sociales para planificar y hacer de anfitriona…
Esperar desnuda en el dormitorio del presidente, pienso para mí. El calor inunda mis mejillas mientras lo hago. No. Eso puede venir después.
Tenemos que asegurarnos de lo que estamos haciendo esto primero.
No quiero fallar a este país, o a mis padres, ni a mí misma. O a Pedro.
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Menos mal que Paula le dijo que quería ir lento al Presidente Pedro jajajajajajaja.
ResponderEliminarQue hermosa pareja... ojalá nada arruine lo que tienen..
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