miércoles, 6 de marzo de 2019
CAPITULO 132
—Damas y caballeros, el Presidente de los Estados Unidos, Pedro Alfonso, acompañado por el receptor de la Medalla de Honor, el sargento Swan.
Después de lo que sucedió el día que el pequeño Pedro nació, un héroe apareció. El General Swan visitará la Casa Blanca hoy, donde recibirá el máximo reconocimiento, la Medalla de Honor.
Demostró su valor en Oriente Medio cuando su unidad fue emboscada, desafiando el fuego enemigo y haciendo caso omiso de las lesiones mientras atendía a compañeros heridos.
Sé que nada tiene mayor peso sobre los hombros de Pedro que enviar a nuestros hombres y mujeres al peligro, y me dijo que ser un hombre que siempre ha admirado a aquellos que servían en el ejército, y no habiendo podido hacerlo él mismo, este era el mayor honor que jamás le habían concedido, junto a ser presidente, poder otorgar esta medalla a los que sirven, y sirven tan bien.
Miro desde las sillas alineadas en la habitación mientras ambos hombres caminan hacia el podio, Pedro está elegante en un traje azul, el sargento de uniforme, mientras Pedro se dirige al público.
—El valor no es una virtud con la que se nace. Es una virtud que ejercitamos, una elección que tomamos. El valor es cuando nuestros hombres y mujeres desinteresadamente se hacen voluntarios para defender a nuestro país, y nos mantienen seguros. —Lo mantiene corto. Sencillo. Mientras saca la medalla de la caja, se acerca al sargento.
Una vez que la medalla cuelga firmemente alrededor del cuello del soldado, Pedro extiende su mano.
Los aplausos hacen eco por toda la habitación.
El soldado está emocionado, sus labios apretados fuertemente mientras lucha contra sus emociones.
Pedro lo palmea en la espalda y le da la mano, y lo escucho decirle al hombre, personalmente, no para las cámaras.
—Gracias por su servicio. Dormimos por la noche gracias a nuestros hombres y mujeres, a nuestras fuerzas armadas ahí fuera defendiendo y protegiendo nuestra nación.
—Gracias, señor Presidente —logra decir el soldado mientras se enfrenta a los espectadores de nuevo con sus ojos rojos.
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