miércoles, 23 de enero de 2019
CAPITULO 18
Es mi primer día como su planeadora oficial, cuando llego a la sede de la campaña el siguiente lunes, bajo del ascensor e inmediatamente me pongo a trabajar.
Estoy decidida a impresionarlos y ser una patea traseros como todos en el equipo Alfonso han demostrado que son. Sobre todo ahora que soy su asistente; sólo soy yo.
Estoy tratando de concentrarme en la mayoría de las cosas que Pedro tiene que hacer cuando Rhonda aparece.
—¿Cómo lo estás haciendo? —Me pregunta mientras se acerca a mí.
—¡Genial! —Le sonreí, luego le mostré unas páginas con itinerarios dispersos, me tomó trabajo realmente supervisar el horario de Pedro, no sólo porque es él, sino porque involucra a muchas personas. —Estoy un poco preocupada ya que estoy perdiendo tiempo valioso en lo que le toma al equipo llegar en autobús, me pregunto si no debería hacer uso de ese tiempo en algo para Pedro.
Rhonda arrastra una silla encima y mira las páginas. Pedro no quiere poner consignas a través de cada pueblo y ciudad de Estados Unidos; está haciendo campañas agresivas en línea con opiniones personales y proposiciones de soluciones. Pero incluso con la campaña en línea, su horario es asesino.
Literalmente podría matar a un hombre que no fuera tan enérgico como él lo es.
No me imagino al Presidente Jacobs o Gordon Thompson, el favorito republicano, mucho mayores y mucho menos atléticos, no durarían.
Como planificadora principal y como nos embarcaremos en un travesía por el país, haré trabajo de campo ahora. En lugar de estar encerrada en la sede, estaré allí, supervisando a todos los ayudantes de campaña a nivel local, garantizando que todo funciona sin problemas en cada lugar y compromiso en el que Pedro esté.
Rhonda ha dicho claramente en repetidas ocasiones que mí trabajo es gestionar tanto los horarios personales como profesionales de Pedro y no solo eso, estoy aquí para administrar los equipos de avance que van a llegar a cada lugar antes que Pedro para asegurarse de que todo sea como debe ser. Ella me dice que un buen flujo de programación es de suma importancia para una campaña más eficaz. Necesito centrarme primero en el tiempo personal de Pedro, luego realizar un equilibrio entre eventos dirigidos a escuelas secundarias, los veteranos, las industrias, los hombres trabajadores promedio. También incluir a todas las minorías y definitivamente a las mujeres y jóvenes, que parecen ser sus fans más devotos.
A esta lista, después de hablar con los gerentes, tengo que añadir hospitales y hospicios a la mezcla también.
—Necesita tiempo para correr todos los días. Asegúrese de que todos los días, tenga una hora libre para correr y por lo menos una media hora para bañarse y prepararse para el día. Créeme, se concentra más en el trabajo cuando comienza el día con eso. Añadir una noche libre durante los fines de semana así puede ver a sus amigos y familiares o simplemente tener tiempo a solas —me dijo cuando me explicó esto por primera vez.
—¿Sólo una noche? —Me horrorizó pensar que estuviera trabajando mucho.
—Sólo una, es sugerencia vino del mismo Pedro —me aseguró Rhonda, pero ella parecía como si estuviera más preocupada que yo.
Ahora nos sentaremos aquí mientras creamos en conjunto su primer horario de campaña activa, uno donde estará viajando extensivamente.
Como Gordon Thompson y Harold Jacobs están atacándose entre ellos mismos en sus campañas, aquí estamos. Nuestros primeros estados para visitar son estados conocidos por ser principalmente rojo o azul, lo que significa que Texas está principalmente del lado republicano y California por ser demócrata.
—Paula, han estado hablado.
Levanto mi cabeza.
—¿Disculpa?
—Algunos de los colaboradores. —Señala hacia fuera la puerta—. Hablan de que Pedro te presta más atención a ti. Alison los ha apaciguado diciendo que son amigos de la infancia, pero me gustaría darte un consejo amistoso.
Me siento tan sorprendida e incómoda al pensar en alguien asumiendo algo escandaloso que me quedo callada, sin pestañear, mientras veo que Rhonda es amable pero con mirada preocupada.
—No lo hagas —dice tranquilamente, manteniendo mi mirada.
Sacude su cabeza, mirando hacia abajo en el itinerario, roza una línea roja sobre un evento y agrega una gran flecha roja para poder avanzar hasta el siguiente día.
—Pedro es inquebrantable donde está parado ahora .—Me mira otra vez—. Posee el corazón de cada americano simplemente porque todos lo vieron perder a su padre de esa manera, cuidar de su madre, permanecer con los pies en la tierra siendo humilde a pesar de todo y ser uno de los hombres más famosos del mundo.
Cualquier suciedad que los partidos que quieren poner en él, no existe, Carlisle no ha estudiado y se puede contraatacar fácilmente.
Mis ojos se ensanchan.
—No está diciendo...
—Paula, tengo cincuenta y cinco, me he casado dos veces y tengo tres hijos —me dice, sonriendo un poco como mi madre lo hacía cuando Pedro y su padre, el Presidente, vinieron encima a la cena y me dijo que Pedro era guapo.
—Si crees que es la solución a lo que estamos buscando…
—Lo hago. —Digo con vehemencia, arrastrando el horario más a mi lado y frunciendo el ceño hacia las hojas, tratando de concentrarme otra vez.
—Entonces mantenlo profesional. Van a pasar mucho tiempo juntos.
Recuerdo las cosas que pienso cuando me recuesto a solas en mi apartamento y una calidez de culpa se arrastra encima de mis mejillas, pero miro hacia abajo al horario e intento recuperar mi enfoque.
Una vez que Rhonda y yo finalmente terminamos el horario de inicio de campaña, aplaude con sus manos.
—Supongo que hemos terminado aquí. ¿Puedes asegurarte de que obtenga una copia?
—Por supuesto.
Se pone su abrigo y nos despedimos mientras se dirige a su nueva oficina y yo salgo de la mía y hacia la de Pedro.
Mientras me acerco, escucho los susurros de Carlisle que le dice a Pedro—: Debemos desenterrar la suciedad de Jacobs... Cometió muchos errores durante su administración... y ni siquiera hablemos de Gordon.
—Estamos haciendo una campaña limpia, y estamos jugando en defensa. Sin ataques a menos que seamos atacados personalmente, entonces contraatacaremos. Entonces y sólo entonces.
—Pedro, esos dos son especialistas en atacar. Es como se ganan las elecciones. Hace que la gente tenga miedo, y luego eres la luz brillante y te pones el sombrero de salvador. Personalmente, creo que Jacobs ha permitido que la economía se vaya a la mierda así puede subir con un plan brillante para salvarnos. En cuanto a Gordon, demonios, a hecho todo mal contigo, empezando por el hecho de que no serviste en las fuerzas armadas.
—Él tampoco.
—Pero él será el único que puede decirlo.
—Y hace más sencillo señalar que estaba haciendo otras cosas que mi padre, el Presidente me había pedido hacer. Quería que aprendiera a ser un líder, demonios, Alberto, sacas la mierda fuera de mí, él no me dejó servir y lo sabes.
—Gordon lo sacará a relucir. Jacobs insistirá respecto al asunto de la primera dama...
—Realmente, si eso es de lo que tenemos que tener miedo es... —Pedro deja de hablar lentamente, y suelta una risa seguro de sí mismo.
Carlisle suspira.
—Tienes un poco de sentido del humor, lo que te hace accesible pero, Dios, tu terquedad, Pedro.
Llamo a la puerta.
Pedro levanta su cabeza, me saluda con la mano, y de repente está mirando cada paso que tomo dentro de la habitación.
Pongo la carpeta en su escritorio y mientras salgo lentamente de la habitación, oigo que Carlisle insiste: —Necesitamos más lemas, Pedro. La gente necesita saber lo que traes a la mesa.
—Traigo.
Carlisle suspira.
—Carlisle. Durante años, el público ha llegado a creer que cada promesa hecha por cada candidato ha sido pura mierda. Ya nadie cree en ellos. La política ha sido totalmente contaminada por la propaganda. Al principio no era así, Carlisle. No había campañas de lema; demonios, hasta Andrew Jackson, ni siquiera difama las campañas. Yo sirvo a mi país.
—Hablando de. Nuestros opositores están apenas en curso con primarias y ya están atacando las calles con propaganda.
Pedro escucha atentamente, luego dice—: Estamos en tiempos modernos, Carlisle. El Internet funciona. Alfonso es amigable con los árboles. —Inclina su cabeza—. Paula. —Pedro levanta su voz mientras llama mi nombre cuando salgo.
Me vuelvo a mirar.
—Puede salvar más árboles como Presidente —masculla Carlisle mientras Pedro me ondea hacia adelante. Estoy tentada a decirle a Carlisle que realmente me gustan los diferentes enfoques de Pedro.
Las figuras políticas son amadas y odiadas en todo el mundo. Han llegado a ser vistos como males necesarios. Pero no fue así con Washington. Él es el único Presidente que recibió cada voto —era un campeón, un líder, no un mal necesario. No había propaganda, ni campaña de marketing, ni lemas de mierda. Pedro no es un político, y creo que hace una diferencia. No da discursos practicados. Ni siquiera parece 100 por ciento pulido. Él prefiere suéteres, pantalones y camisas abotonadas cuando sale en público. Se ve firme, que es lo que el país quiere, un poquito rebelde, que es lo que el país necesita, y diferente, la encarnación del cambio que anhelamos.
Pero mantengo mis pensamientos para mí.
Carlisle sale y Pedro agita sus dedos, asintiendo en dirección a la puerta ahora vacía.
—¿Qué piensas?
—Yo... ¿sobre lo qué dice Carlisle?
Asiente, ese baile centelleante exasperantemente adorable apareciendo en sus ojos.
Sonrío en privado.
—Realmente creo que eres terco —admito, frotando mi nariz juguetonamente hacia él.
—¿Eso es todo?
Me encojo de hombros misteriosamente.
¡Pero no, eso no es todo en absoluto!
Tiene buen juicio, impulso y disciplina.
Cuando los debates de carácter surgen más adelante en el juego, Gordon ha tenido cuatro esposas, el Presidente Jacobs deja que su esposa gobierne el país para él, y Pedro, por otra parte, es un hombre muy equilibrado. Escucha las opiniones de las personas que respeta y cuya inteligencia coincide con la suya propia, pero en última instancia, él hace su propia elección.
Hemos recaudado cientos de millones de dólares para su campaña, la mayor parte de los fondos procedentes de pequeñas donaciones de estadounidenses promedio listos para un cambio. La infraestructura tecnológica que hemos establecido en la sede central a fin de alcanzar los trescientos o más millones de estadounidenses a través de la red es sin precedentes hasta estas elecciones. Pero los intereses de la gente nunca han sido más difíciles de picar que en los días en que vivimos ahora.
—Creo que ir fuerte en Internet puede conseguirte mucha tracción con los jóvenes votantes —digo finalmente—, y si puedes encontrar una manera de despertar su interés en tus proyectos más emocionantes con cada letra del alfabeto, realmente se podría pegar.
Frota su barbilla con las puntas de sus dos índices, hace un sonido de hmm y frunce el ceño pensativamente.
—P es para Paula.
—J es para la comida chatarra en las cafeterías, que debe ser detenido inmediatamente.
Se ríe.
Señalo a su horario.
—Aquí está el horario para los meses de abril y mayo. Ya que las cosas se ponen muy pesadas a finales de abril, pensé que podría incluir un fin de semana libre para ti para que te recargues.
—Eso es considerado de tu parte. —Se desliza en sus lentes y lo escanea.
—Sí, bueno, soy una chica considerada —digo.
Me vuelvo y miro por la ventana, porque algo acerca de las veces que se desliza en sus lentes siempre me afecta.
—Una chica considerada que de alguna manera se las arregla para hacerme pensar mucho en ella. —Vuelvo mi atención hacia él con sorpresa mientras me mira por encima de los bordes.
Mi corazón late fuerte.
Deja el horario y se quita los lentes, doblándolos y poniéndolos sobre el horario, sus ojos fijos en mí.
Un silencio se asienta en la habitación, haciéndome consciente de lo inquieta que estoy por dentro.
—¿Por qué querías que yo fuera tu nueva planificadora? —pregunto en voz baja.
Se inclina hacia atrás con una sonrisa sardónica que rápidamente se hace admirativa.
—Porque creo que tienes una buena cabeza sobre tus hombros, eres dedicada e inteligente, y de todos modos. —Sonríe abiertamente aún más amplio—. Pensé que eras un poco demasiado suave para seguir respondiendo esas llamadas telefónicas y cartas.
—¡No soy tan suave!
—P es para el pudín.
—¡Tan no pudín, Pedro! —Estrecho mis ojos y apoyo una mano sobre su escritorio—. Me querías para mantener los ojos abiertos para las cartas como la que envió un pequeño Pedro.
—Y sé que lo sigues haciendo.
Frunzo el ceño.
—¿Cómo me conoces tan bien? ¿Hmm?
Extiende sus brazos y los cruza detrás de su cabeza.
—Algunos dicen que soy un hombre perceptivo.
—Discrepo. No pudiste ver cómo soy de corazón de piedra, capaz de leer tus cartas, día tras día. Lo dura que puedo ser. H es para corazón de piedra2.
Se ríe. Es tan agradable oírlo reír.
—No, Paula, es óptimamente sólo una palabra por carta, por lo que te haría todo corazón.
Sacudo mi cabeza, frunciendo el ceño.
—Puedo mostrarte mi dureza de corazón en tu próximo horario que redacto.
—Adelante —me crezco bajo presión.
—Bien por ti, porque lo esto trayendo.
—Siempre lo haces.
Su mirada se desliza por mi hombro ante el sonido de un golpe suave. Alison está en la puerta, mirándonos, con los ojos entrecerrados.
—Pedro, las fotos que pediste.
Entra mientras yo me disculpo y me voy, pero pronto Alison me alcanza.
—¿Estabas coqueteando con Pedro?
—¿Qué? ¡No! Estábamos teniendo una discusión.
—¿Estabas discutiendo con Pedro?
—Yo. . . ¡no! —Enrojezco y me dirijo a mi escritorio, me siento y levanto mi cabeza para mirar más allá de la ventana de su oficina, donde lleva esos lentes sexy suyas, leyendo, una mano sobre su boca como para cubrir su sonrisa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario